Un
día en el que reinó la presencia italiana. Como suele pasar, el
momento de la bendición es el más especial del día. En él, los
peregrinos expresaron sus ganas de seguir adelante, fiados de que
Jesús les seguirá cuidando y guiando. Acoger a los peregrinos es
acoger al mismo Cristo que, como dijo un peregrino, “no murió de
diabetes sino que lo crucificaron por nosotros, los pobres, cansados
y pecadores”.
Ultreia et Suseia
No hay comentarios:
Publicar un comentario